Soga


La niña deja caer su soga, pero no la suelta.
Ese extremo lo ata a la rama -irrompible- de un Baobab.

Mira hacia abajo (?) y ve cómo cuelga.
Es una soga mágica, pues su largo es infinito.
Infinito es para siempre, una medida que traspasa el espacio y salta al tiempo.

Entonces ella se deja caer y sólo con un dedo roza la cuerda. Por si acaso la gravedad persistiera desde otro horizonte, y ella cayera en otra dirección. No vaya a ser que se quedara sin soga para frenar a descansar, o a tomar té, o a mirar alguna estrambótica puesta de soles simultáneos, o la explosión torcida de una estrella añeja.No, la soga es realmente un elemento imprescindible para su empresa, y gracias a ella, la niña cae, rozándola con sus dedos. Feliz.

Es claro que en un momento u otro algo va a pasar. Pero eso no lo sabe ella. Tampoco lo se yo. Tampoco lo sabe usted, mientras lee.

Lo que ocurre ahora es que la niña, mientras cae, cae en distintas direcciones y lleva con ella la soga, siempre. ¡Qué enredo! Algunos tramos quedan enganchados en estrellas, otros alcanzan planetas, satélites... hasta ahí todo iría bien, pero

Oh Calamidad. (!)

La cuerda queda enganchada ¡En un cometa! Ya no importan ni la gravedad ni las ganas de tomar té.La niña ya no cae.Ahora vuela a toda velocidad, y creciente aceleración, con su soga agarrada al cometa.Y todo, todo lo que la soga había enganchado ahora cuelga de él, y es arrastrado.
-¡Ja Ja! ¡Wow!- por un rato. Luego se aburre de eso y...
se suelta.
Se suelta en busca de nuevas gravedades.
Así es que la soga pierde a su niña y naufraga en su caer. Pues si bien es mágica, es parte de su magia eludir la gravedad y colgar erecta en cualquier dirección.
Así es que elude al cometa, elude a los planetas, a las estrellas. Y nuevamente sólo cuelga, atada al Baobab. Cuelga sin aire. Ni roce de dedos.

Así es que la niña pierde su soga y naufraga en su caer. Siente el magnetismo desde todos lados, desde las infinitas direcciones que la atraviesan. Siente la pausa -no estática- de Ser Universo. Pronto extraña. Le embriaga la añoranza de sus tés, de los soles ponientes, de ver estrellas nacer, de su soga, de la libertad cauta cedida por sí misma cuando sus dedos rozan un tramo de Lo Infinito.
Añora sin miedo, sin dolor, y sin vergüenza.
Entonces la ve.Su soga que cuelga.
Mente, Universo. Quiero. Es. Soga, Deditos, Caer con Voluntad..
Voluntad de elegir
los momentos de Pausa.
La niña cae, rozándola con sus dedos. Feliz.

Es claro que en un momento u otro algo va a pasar. Quién sabe qué algo. Un algo otro, nomas.

3/3/2009
Yésica Topakbassian

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